sábado, 8 de agosto de 2009

BLAS INFANTE I




Se acerca de nuevo el día 11 de agosto, día en que fue asesinado el Padre de la Patria Andaluza, y en esta ocasión, quiero ser yo , quien rinda un pequeño , sencillo y particular homenaje a ese hombre, al que el amor que sentía por su tierra, le costó la vida.

BLAS INFANTE

Hubo una vez un niño que defendió su sueño toda su vida; aunque tuvo que superar muchísimas dificultades, jamás abandonó su idea. Y al final, su sueño se cumplió.
Te voy a contar quien era ese niño, y cual era su sueño.

Blas Infante Pérez de Vargas, nació en Andalucía, concretamente en Casares, un pequeño pueblo de la serranía de Ronda, (Málaga) un 5 de julio de 1885. Jugaba como todos los niños en las calles de su blanco pueblo, se peleaba, hacia trastadas, pero a pesar de sus pocos años, tenía bien claro su sueño: que los niños que tenían menos, pudieran vivir mejor.

Eran unos tiempos en que había pocas escuelas, con lo que no había sitio para todos, y además, muchos niños tenían que trabajar con sus padres para poder ganar algo de dinero, con el que ayudar al sustento de la casa. Esto ocurría sobre todo en las familias de jornaleros, que tenían sueldos bajos, y aunque existían escuelas que costaban dinero, no podían llevar allí a sus hijos.
Blas si pudo ir a la escuela, pero no le parecía bien que otros niños no pudiesen ir, le molestaba, le dolía.
Era un niño despierto y sensible, y se daba cuenta de lo que estaba bien, y lo que debía ser mejorado. Él veía a esos hombres que trabajaban de la mañana hasta la noche en el campo, por un salario tan pequeño, que a penas les daba para alimentar a su familia; había mucha pobreza, y eso Blas Infante lo veía y lo sentía.
Ese sentimiento, esa sensibilidad le acompañó toda su vida.

De pequeño estuvo en el colegio de su pueblo, Casares, luego pasó a Archidona, donde continuó viendo al jornalero, observó algo que le hacía pensar:
La gente hacía cola en una puerta lateral llamada “de la Guiropa” para recoger un poco de la comida que había sobrado en el colegio.

Siempre tuvo presentes aquellas imágenes, pero además, seguía viéndolas, por que ya de mayor cuando trabajaba de notario, en los pueblos por los que pasaba, la imagen del jornalero se repetía un día y otro.

Era una situación que le parecía injusta, por eso dedicó toda su vida a luchar, para intentar que aquellas personas mejorasen; para que pudiesen vivir mejor.
Publicado por Guardiana de la Vega en 20:02 4 comentarios

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