domingo, 9 de agosto de 2009

BLAS INFANTE VI




AVANZANDO HACIA EL SUEÑO.

Los andalucistas con Blas Infante a la cabeza, iban dando pasos hacia delante: romper barreras que parecían hechas para frenar la autonomía de Andalucía. Y tras muchos esfuerzos, muchas reuniones, convencer a mucha gente, su trabajo empezaba a dar frutos.

“En esta situación se llega a los albores de 1936. A pesar de todos los pesares, los hombres de la Junta Liberalista, deciden salir del “impasse” en que los tiene el avatar político.
El andalucismo militante, sacando fuerzas de flaqueza, decide publicar a sus expensas el Estatuto de 1933, porque “ellos no lo harán”, dice Infante.
Se nombra un Consejo de Política Andalucista con el fin de convocar una nueva Asamblea que sobre el borrador de Córdoba reelabora el Anteproyecto definitivo.

El acuerdo es de 2 de abril de 1936 y lo firman Blas Infante, Joaquín Sivianes, José Leal Calderi y José Llopis.

A partir de ese momento se desarrolla una intensa acción que culmina el día 11 de junio de 1936, fecha en que la Asamblea de Sevilla, reunida en la Diputación de Sevilla, y asume la tarea de hacer realidad la promulgación del ESTATUTO.
A la reunión preparatoria de junio sigue la sesión de 6 de julio de 1936, en la que se celebra el pleno final de la Asamblea Pro-Estatuto, en Sevilla.
Asisten los nacionalistas históricos en torno a Blas Infante, y en aquel acto, a propuesta del doctor Puelles, se le nombra Presidente de la Asamblea. Era la primera vez que ocurría en treinta años de lucha.”

Se había entrado en el camino adecuado, el ESTATUTO DE AUTONOMÍA para ANDALUCÍA, no tenía porque sufrir más retrasos. Por fin Andalucía iba a contar con un gobierno propio, que pudiera sacar a nuestra Tierra de la marginación y del subdesarrollo, que fuera capaz de fomentar nuestras riquezas y nuestra cultura, que supiera poner a Andalucía, en definitiva, en el lugar que le corresponde.

Todo ello comenzaría a partir de otoño del mismo año, cuando pasase el verano tan caluroso en Andalucía. A partir de ese momento, había que hacer que todos los andaluces conocieran las ventajas de la autonomía, para que entendiesen la importancia que tendría su voto cuando llegara el momento.

Aún quedaba mucho por hacer. En estos meses previos, la actividad de los andalucistas y de Blas Infante en particular era muy fuerte, estaban dispuestos a darlo todo, hacer una buena campaña informativa; finalizar el trabajo iniciado casi treinta años antes, en el que habían puesto todo su empeño, que les había costado esfuerzos, penas, y en el que habían arriesgado la vida, para conseguir un sistema más justo para el pueblo andaluz.

El sueño del niño Blas, estaba cada vez más cerca.

El día 10 de julio, se presentó en Sevilla, en la Alameda de Hércules, el Himno de Andalucía. “Es un canto de paz y de esperanza”, en palabras del propio Infante.
Es uno de los pocos himnos del mundo que no armoniza una marcha militar, y su letra no habla de guerras.

Blas Infante era aclamado por todos los pueblos por donde iba pasando, la gente le consideraba su salvador, vitoreaba a los andalucistas. Las calles de los pueblos aparecían adornadas con banderas andaluzas verde, blanca y verde, como se había aprobado en los congresos de Ronda y Córdoba, y como la conocemos actualmente.

En sus charlas insistía continuamente en que “la Autonomía era para todos, que no excluía a nadie, que beneficiaba a todos”. También proclamaba el sentimiento de tolerancia, de internacionalismo, de entendimiento con los demás, que vive en el ser andaluz, con palabras como éstas: “Éste es un llamamiento a todas las personas que viven en Andalucía, porque en Andalucía no hay extranjeros”.

Siempre con la idea clara en lo que era su principal objetivo: la autonomía de Andalucía, y el por qué se necesitaba la autonomía:

“El Estado centralista es la causa del fracaso de todos los gobiernos. No hay que tenerle miedo a Andalucía, sólo hay que tenerle miedo al hambre”.

En Cádiz, en la plaza de San Juan de Dios, durante un acto, cuando se izó la bandera andaluza, y los asistentes aplaudían, Infante dijo una frase que resultó ser profética:”Tengamos cuidado, no vaya a venir un huracán y se lleve, no sólo a la bandera, si no a todos nosotros”.

Sabía que los enemigos de la Autonomía harían lo posible por destruirla, y si no podían, por lo menos intentarían quitarle fuerza. La mejor manera era desunir a los andaluces. Blas Infante lo vio, y lo advirtió. En concreto, en Jerez, dijo esta frase, dentro de un discurso:” Lo peor que nos puede pasar, es que haya desunión entre provincias y entre los ciudades. Eso es lo que interesa a los enemigos de nuestra autonomía. Mientras más desunidos estemos, mejor podrán manejarnos”.
Publicado por Guardiana de la Vega en 18:26 1 comentarios
Etiquetas: Avanzando

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